DISCÉPOLO EN LA SENDA DE ALMAFUERTE
Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com - 17.12.2009
Escribe Walter Ernesto Celina
waltercelina1@hotmail.com - 17.12.2009
El maestro de escuela Pedro B. Palacios (Almafuerte) (1854-1917), iluminó con su presencia y acción no sólo a sus discípulos, sino a los rioplatenses, quienes encontraron en él un modelo de pedagogo, de pensador y de ciudadano independiente.
Preguntado porqué abandonaba la ciudad en que ejercía su magisterio, contestó: ¡Voy al campo a sembrar abecedarios!
Desde su concepción ética vierte en sus poesías amor por la humanidad sufriente e interroga a Dios, sólo como puede hacerlo un creyente convencido, con la fuerza de todo quien es capaz de poseer un credo moral trascendente.
Enrique Santos Discépolo, desde un ángulo menos retórico, aunque vigoroso y con el empaste lírico de su voz de hombre de pensamiento autónomo, conmovido por los desgarros del amor y la laceración del dolor, hizo sus propias interrogantes.
La letra que ha de leerse va en esa dirección y, acompañada de la música que la engalana, es una joyita bellísima.
CANCIÓN DESESPERADA
1945
Letra: Enrique Santos Discépolo – Música: Mariano Mores
1945
Letra: Enrique Santos Discépolo – Música: Mariano Mores
¡Soy una canción desesperada!/ ¡Hoja enloquecida en el turbión!/ Por tu amor mi fe desorientada/ se hundió, destrozando mi corazón./ Dentro de mi mismo me he perdido/ ciego de llorar una ilusión./ ¡Soy una pregunta empecinada/ que grita su dolor y tu traición!
¿Por qué me enseñaron a amar/ si es volcar sin sentido los sueños al mar?/ Si el amor es un viejo enemigo/ que enciende castigos/ y enseña a llorar…/ Yo pregunto: ¿Por qué,/ sí, por qué me enseñaron a amar/ si al amarte mataba mi amor?/ Burla atroz de dar todo por nada/ y al fin de un adiós, despertar llorando…
¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste?/ ¿Dónde estaba el sol que no te vio?/ ¿Cómo una mujer no entiende nunca/ que un hombre da todo, dando su amor?/ ¿Quién les hace creer otros destinos?/ ¿Quién deshace así tanta ilusión?/ ¡Soy una canción desesperada/ Que grita su dolor y tu traición!
¿Por qué me enseñaron a amar/ si es volcar sin sentido los sueños al mar?/ Si el amor es un viejo enemigo/ que enciende castigos/ y enseña a llorar…/ Yo pregunto: ¿Por qué,/ sí, por qué me enseñaron a amar/ si al amarte mataba mi amor?/ Burla atroz de dar todo por nada/ y al fin de un adiós, despertar llorando…
¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste?/ ¿Dónde estaba el sol que no te vio?/ ¿Cómo una mujer no entiende nunca/ que un hombre da todo, dando su amor?/ ¿Quién les hace creer otros destinos?/ ¿Quién deshace así tanta ilusión?/ ¡Soy una canción desesperada/ Que grita su dolor y tu traición!
Recuerda Don José Gobello que fue escrita para el cantante Hugo del Carril, quien la grabó en México en 1946, asistido de la orquesta de Atilio Bruni, luego de haberla cantado para el film azteca de su mismo título.
Libertad Lamarque la registró con Alfredo Malerba, antes de su exilio.
Numerosos artistas la han interpretado, entre ellos, Roberto Goyeneche.
**
No hay comentarios:
Publicar un comentario