domingo, 12 de agosto de 2007

ESTRÁZULAS: TANGO Y LITERATURA

Escribe Walter Ernesto Celina

Acaba de divulgarse el reportaje que el escritor y periodista Rafael Courtoisie le efectuara a su homónimo y diplomático Enrique Estrázulas. (1)
El interés de la nota surge por la doble pasión que conjuga Estrázulas por el tango y la literatura.
La entrevista de referencia engarza menciones significativas que van desde Gardel a Troilo y desde Borges a Onetti.

TROILO ME SUBIÓ AL ESCENARIO

Abriendo el diálogo, Courtoisie entra en materia, con una pregunta directa:

-Periodista (P.): Hay datos fidedignos acerca de que la literatura secuestró al cantor de tangos. ¿Es cierto que Aníbal Troilo lo quería como primera voz para su orquesta?

-Enrique Estrázulas (E.E.): En mi caso la literatura caminó paralelamente con la música ya que el tango es, en su mayoría, poesía. Así me lo hizo sentir Gardel. En cuanto a la anécdota de Troilo, es verídica. No me quería como “primera voz”; quería que me integrara. Yo canté una madrugada con su orquesta suplantando a Jorge Casal y también probaron a un violinista. Fue un ensayo, casi al alba, en el Marabú. Él me oyó cantar en la mesa algunos acordes y me subió al escenario. Era un superdotado. Me obligó a cantar “El Patio de la Morocha”. Yo tenía 18 años, estaba nervioso y me quería bajar. Entonces me calmó, me hizo cantar el tango uruguayo “Vieja Viola” y varios más. Cuando el ensayo terminó me dijo en una mesa, al oído: “Mirá, pibe: vos tenés que estudiar seis meses. Con la sensibilidad que tenés vas a llegar muy lejos...”
Mi padre se enteró y me fue a buscar a Buenos Aires. Yo ya me sentía el cantor de los cantores. Y volví a Montevideo a trabajar, a escribir, a extrañar a mi novia argentina. Después el berretín se me voló. Eso fue todo.

-P.: Pero un aire tanguero permanece en la música de sus cuentos, de sus novelas y, por supuesto, en su poesía.

-E.E.: Sí, es así, es inevitable para mí. Yo reconozco ese aire en ciertos poemas, en algunos relatos. Debe ser el cantor de tangos que todavía pugna por vivir.
BORGES UN “ESCRITOR PERFECTO”

-P.: Ud. Reivindicó el magisterio de Borges, pero en su obra no se encuentran notorios ecos borgeanos. Más bien la reivindicación de Borges parece un homenaje. Sí, se encuentran en su obra, las enseñanzas de Rulfo y de Cortázar.

-E.E.: Es verdad. Yo admiro a Borges pero no lo veo en mi escritura más que vagamente. Yo viví la época en que todo el mundo lo negaba . Ahora están debajo de una piedra. Fue Onetti quien me dijo: “Si querés leer a un escritor perfecto, leé a Borges... Sus opiniones son juegos de enfant terrible. Hay que leerlo y punto.”
Admiro a Rulfo, Cortázar. Ignoro por dónde se me cuelan. Las influencias son chispazos que no vemos. Los conocí a los dos y releo principalmente a Juan Rulfo.

SOCIOLOGÍA Y POLÍTICA

-P.: Volviendo a Borges, ¿su obra de teatro “Entrevista secreta a Borges-Perón” fue también una suerte de ensayo para las tablas sobre sociología y política?

-E.E.: Ambos se odiaban. Nunca se conocieron. Pero yo creo, humanamente, en el “abrazo secreto” de los hombres. Por eso inventé esa visita de Perón a Borges. Se estrenó en Buenos Aires, en 1998, en el Teatro Cervantes, con algunos errores de dirección y un Duillo Marzio admirable en el papel de Borges. Yo me había enterado que en los contenedores de Perón llegaron algunos libros de Borges a Buenos Aires. Esto indicaría que Perón lo leyó. Es más: muchas opiniones autorizadas lo aseguran. También es seguro que Borges jamás leyó a Perón. En la obra hay algo de sociología y política, pero hay más humanismo recatado y de brasas que nunca se apagaron.

ONETTI, UN GARDELIANO

-P.: ¿Novela o cuento? ¿Qué prefiere?

-E.E.: Depende de la idea. Cuando nace la idea, nacen el género y la temática. No creo que el cuento sea una novela despojada de ripios. Son dos géneros claros. A mi me sorprende un cuento por el argumento, por un argumento. Cuando me llama una novela, me están llamando varios argumentos, varios juegos filosóficos, varios temas. El cuento es más seco, más contundente. No por eso es superior. Siempre depende de quien escriba, de algo misterioso que algunos llaman talento.

-P.: Y en “eso” misterioso ¿dónde queda la poesía?

-E.E: La poesía está implícita en la narrativa. Nunca abandoné la poesía. El poema es también un golpe emotivo, solitario, menos intelectual y, sin embargo, más inteligente. Cito la máxima de Antonio Machado: “El intelecto no cantó jamás; no es su misión.”

-P.: Con respecto a eso Ud. ha escrito “la inteligencia es un nido de ratas”.

-E:E.: Eso afirma un personaje de uno de mis cuentos, no necesariamente el autor.

-P.: ¿Es cierto que Juan Carlos Onetti lloró al escuchar por primera vez uno de sus poemas?

-E:E: Yo era un poeta inédito y le había llevado dos o tres poemas con mucho miedo. Onetti siempre estaba acostado. Me llamó Dolly y fui al living. Cuando volví Onetti me había robado la carpeta y leía los poemas. Efectivamente, me pareció que perdía alguna lágrima. Onetti era muy sensible a la poesía. Era, por otra parte, un gardeliano enfermizo, tan enfermizo como yo. Una vez sacó una pistola y me apuntó con esta advertencia: “Si no cantás el tango “No Placé” te vuelo la cabeza”. Tuve que cantar como pude.

LA ESCRITURA LÚCIDA

-P.: A propósito: Onetti, escritura y alcohol conforman una tríada legendaria. Hábleme de la relación alcohol-literatura.

-E.E.: El alcohol nunca me sirvió para escribir, me sirvió para olvidar lo que escribo. Sucede que, si escribía con alcohol, todo iba más tarde a la papelera. No creo que los grandes poetas alcohólicos hayan logrado alta poesía con alcohol. Pienso en Verlaine, Baudelaire, Rubén Darío. Ellos tal vez escribían lúcidos. Hay un gran mito sobre la literatura y el alcohol. A veces -rara vez- pudo ser verdad. Pero, en general, sospecho que no.

EN LA BOCA DEL IMPERIO

-P.: Algunos lectores y críticos atribuyeron su novela “Los manuscritos del caimán” a una peculiar visión de los últimos tiempos en Cuba. ¿Es una visión “fácil” o apresurada?
-E.E.: Existen muchos caimanes en el Caribe. Esa es una interpretación fácil. Me influyeron Cuba y su paisaje. El caimán, el dictador, es distinto a Fidel. Se trata de una sangrienta y cruel novela de amor, salpicada de poesía y algo teatral, también. Por otra parte, nunca se sabe cuándo serán los últimos tiempos de Cuba, de esta Cuba amarga con casi medio siglo en la boca del imperio.
LA CERRAZÓN HUMANA

-P.: ¿Qué está escribiendo ahora?

-E.E.: Acabo de terminar una novela, el “Enigma de Savoyarde” que, para divertirme, la llamo una parábola sobre el erotismo. Es una narración contada por una mujer. A esa novela le tengo un cariño particular: me costó mucho crearla. Después del libro de cuentos “La carrazón humana”, le dediqué más de un año. Y algunos dicen que escribir no da trabajo... deben ser geniales, pero nunca muestran ni una línea. Son, sin duda, los que nada escriben. Estoy escribiendo poesía, muy lentamente.

EL CULTO DE LA AMISTAD

El entrevistado aborda diversos tópicos, entre ellos, el culto de la amistad.

-P.: En parte de su obra, entre muchos otros temas, comparece la amistad como un valor inclaudicable. En la más reciente ficción latinoamericana que, entre otras cosas, se ocupa de la violencia, eso no es nada común. ¿Qué rol juega la amistad en su narrativa y en su vida?

-E.E.: La verdad es que la amistad es un valor inclaudicable y aparece muy poco en la nueva literatura latinoamericana. Y aún en la literatura del planeta entero. No, no es nada común la amistad como tema. Pensemos, sin posibilidad de error, que la amistad es mucho más fuerte que las coincidencias políticas. A veces creo que las discrepancias alimentan la amistad. El rol de la amistad en mi narrativa, es como un puente, como un llamado, como un pedido de auxilio o de piedad. En mi vida los amigos, las amigas y la soledad, pueblan un ámbito amable y, a la vez, extraño.

-P: ¿Lo extraño está en su vida?

-E.E.: Vivir es extraño.

(1): El País Cultural - N° 926 - Montevideo - 03.08.07

waltercelina1@hotmail.com

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