lunes, 2 de noviembre de 2009

TRES URUGUAYOS ALLENDE AL PLATA

Escribe Walter Ernesto Celina

El Río de la Plata es el Mare Nostrum que surcan uruguayos y argentinos, con sus sueños a cuestas.
Cuando en 1516 Juan Díaz de Solís se adentró en el gigantesco estuario, guaraníes o charrúas dieron muerte al navegante intruso. Ya, en aquella lejana época, nuestros pobladores autóctonos, con sus modestos medios de transporte acuático, más allá de las orillas desafiaban los misterios de las gigantescas aguas y las boscosas islas cargadas de frutos silvestres.
La guerra de la liberación vio cruzar buques corsarios y barcazas independentistas. Cuando sobrevino la inmigración, desde la capital porteña y las tierras mesopotámicas nuevos flujos humanos franquearon, otra vez, las aguas del Plata y del Uruguay para dar una fisonomía variada y plural a nuestras tierras.
Del federalismo -pensado para una institucionalidad que no pudo ser-, sobrevivió un sentimiento de hermandad. Al amparo de este patrimonio fraterno, uruguayos y argentinos, argentinos y uruguayos, abren -abrimos- las puertas a la amistad y al trabajo. Es una historia que el tiempo no desmerece.
Los uruguayos China Zorrilla, Hermenegildo Sábat y Víctor Hugo Morales gozan de un bien ganado prestigio en la ciudad de Buenos Aires -la Reina del Plata-, en actividades culturales diversas.
Allí se reunieron hace un tiempo, en la casa de Morales. Departieron amistosamente para un reportaje, que publicara Miguel Bardesio en Montevideo.
Sábat llegó a la civitas fundada por Pedro de Mendoza, en los años de 1960; China en los 70 y Víctor Hugo en los 80.

Zorrilla, actriz consumada de 87 años, actúa con Carlos Perciavalle en el reestreno de El diario de Adán y Eva.
Edita, asimismo una especie de memoria epistolar, en la que conjunta cartas que escribiera desde las residencias que ha tenido en Londres y Nueva York y en las de Buenos Aires y Montevideo, en que alterna domicilios.
Sábat -igual que Arotxa, dibujante caricaturista capitalino- posee un indudable talento artístico. Trabaja para las ediciones del Diario “Clarín”, punta de lanza de un potente grupo de multimedia.
Una caricatura suya, presentando a la Presidenta Cristina Fernández con la boca tachada, se interpretó como una crítica al propósito de la mandataria de reestructurar las actividades concentradas de difusión.
Sobre el particular, no emite juicio. Aprecia sí, la decisión del diario que en Buenos Aires le brindó posibilidades para proseguir su oficio -colindante con el humor y la política-, que comenzara, en 1955, en el Diario “Acción” (de Montevideo). Apenas acota: “Sobre lo que me pasó no hablo, porque el dibujo tampoco tiene palabras.”
Manifiesta su cariño a la metrópolis de adopción: “Es la ciudad donde nació mi madre. A mi me permitió expresarme y vivir de lo que quería, que es la pintura y el dibujo. Estoy muy agradecido a Buenos Aires. ¡Claro, hay cosas que están más allá de nuestro alcance!”
Víctor Hugo Morales gusta de la vecina ciudad. Vive frente al río, en una posición que en la noche le permite tener los vislumbres de Colonia, en Uruguay. No en vano recuerda: “Nací en Cardona (Soriano), que está exactamente, a la misma distancia de Montevideo como de Buenos Aires.” Y es aquí donde ve cine y goza de grandes espectáculos de ópera, jazz y tango, géneros que avivan su pasión cultural.
Su condición de relator de fútbol surge, en un momento, con la siguiente anécdota sobre Carlos Solé, aquel formidable comunicador del balompié de todos los tiempos: “Él nunca le dio relevancia a ningún jugador. Y fue por eso el autor de la frase más increíble que haya dicho un profesional en mi trabajo, cuando (Víctor)Espárrago le mete un gol a Rusia, la última gran alegría de Uruguay en el mundial de 1970. Con el gol ¿qué hacemos los relatores?: “Gooolll, entró Espárrago, valiente, metió el arpón hasta el fondo y Uruguay revive en los campeonatos del mundo.” Eso diría yo. Pero, Solé hizo esto:“Gol, Espárrago, este mediocre futbolero, tocado por la varita mágica de la gloria.” Es maravilloso y lo pudo hacer porque Solé nunca había cruzado ni una palabra con Espárrago.” A renglón seguido, ratifica su postura de relator imparcial, subrayando su independencia respecto de cualquier club deportivo.
Tres uruguayos en Buenos Aires.
China Zorrilla se confiesa. Habla de su pasión por el teatro y del secreto de su frescura: “Vivo haciendo para vivir. Y hay una cosa que me sigue gustando como el primer día, que es salir para el teatro...¡ y lo voy a seguir haciendo!”
No menos, en lo suyo, hacen sus otros dos compatriotas.
Talento, respeto y hermandad se transportan sin cesar, de una ribera a la otra. Aguas de unión de pueblos, donde no existen intrusos.

26.10.2009

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