El tango es una música que en sus inicios se danza y, posteriormente, se canta. Al entrar en su segunda fase se involucra con el idioma materno, es decir, con el español o, si se prefiere, con el castellano.
El medio social en que surge esta manifestación del arte popular impregna la forma hablada que adopta y lo hace con peculiaridades constructivas y, en especial, de vocabulario.
De los tiempos iniciales son títulos como “La catrera” (la cama), “Una noche de garufa” (de fiesta) o “El purrete” (el niño).
Las denominaciones se recuestan a formas de expresión ligadas al ambiente donde se prohijaban aquellas creaciones, gestadas por gentes sencillas.
Los rótulos primigenios no esconden su ligazón con el lunfardo.
Y aquí entramos a la materia de esta nota.
¿Es el lunfardo una lengua especial o un argot? La respuesta es negativa. En efecto, no es un lenguaje específico utilizado por un grupo de personas que compartan ciertas características comunes, vínculos de categoría social, procedencia, profesión, etc.
Siguiendo la opinión del Maestro José Gobello cabe decir que el lunfardo es sólo un repertorio de vocablos. Sus voces sustituyen las corrientes del idioma. No alteran su estructura o sintaxis.
A diferencia del jargon (Francia), del cant (Inglaterra), del rotwelsch (Alemania), del furbesco (Italia), de la germanía (España) o del calao (Portugal) no es un lenguaje de malhechores. Esto no significa que los elementos marginales no lo hayan utilizado pero, a diferencia de los mencionados y, asimismo de lo que se ha sostenido, el lunfardo no se origina en núcleos asociados a la delincuencia.
Los análisis de Gobello permiten detectar la raíz del lunfardo en los dialectos septentrionales de Italia. Las fuentes en que abreva son el genovés, piamontés, lombardo, véneto, fuera de préstamos del idioma italiano, propiamente dicho.
El nacimiento de los términos lunfardos se encuentra en los repertorios léxicos de los dialectos y en las palabras que fueron de uso en estratos sociales modestos y de inmigrantes llegados al Río de la Plata (Buenos Aires, Montevideo, Rosario).
Así pues, el lunfardista trabaja sobre la lengua común platense. Por consecuencia, debe atenerse a las reglas idiomáticas, a las fórmulas del idioma de base, en este caso, del castellano.
Los primeros estudios del lunfardo fueron producidos por Benigno Baldomero Lugones, Antonio Dellepiane, Luis María Drago y José S. Álvarez.
El periodista Lugones, que era escribiente policial, recogió vocablos que circulaban entre muchos delincuentes, de donde derivó la interpretación -bastante extendida- que el lunfardo era una forma propia de comunicación de los malvivientes. Pero, en rigor, se trataba de términos frecuentados en los ambientes de compadritos y capas sociales bajas.
Lugones recogió, en un inicio de su trabajo, 53 palabras lunfardas, 24 de las cuales eran genovesismos. Tales los casos de bacán (hombre que mantiene a una mujer), bufosa (pistola), campana (espía), embrocar (mirar filiando), encanado (preso), espiantar (irse), refilar (robar mediante punga; refilar toco, coimear), vento (dinero), etc.
El lenguaje literario fue introducido en el tango por Ángel Villoldo, aunque prescindiendo del lunfardo. Correspondió al payador Juan de Nava el cultivo del vocabulario orillero y, más adelante, a Pascual Contursi -con “Mi noche triste”- dar entrada al vocabulario utilizado por los descendientes de los inmigrantes. Carlos Gardel ennobleció las estrofas impregnadas de lunfardismo, siendo Celedonio Esteban Flores el que catapultó el lunfardo a su momento cenital.
El lunfardo, como vocabulario marginal, existe a partir de condiciones históricas peculiares.
En la actualidad tiene cultores excepcionales, como el caso de la poetisa Martina Iñiguez, de formidable producción. Esta manifestación de la lengua platense tiene un centro de conservación, estudio y difusión, de gran jerarquía: la Academia Porteña del Lunfardo, orientada por el saber del Maestro José Gobello.
Los tiempos van abriendo los caminos del idioma nacido en la vieja Castilla, que se enrique sin cesar.
Nuevas formas vocabularias se han ido perfilando en el tercer milenio para mostrar remozados términos.
El lunfardo está asociado a la lengua madre y se florea en el tango con renovada vitalidad. Es como si el pasado viajara hacia el futuro con sus ricos acentos.
waltercelina1@hotmail.com
sábado, 21 de abril de 2007
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